Reforzando la Cultura para la Paz

En 1989, durante el congreso internacional de Yamousoukro, surge la noción de Cultura de la Paz como un concepto más allá de la ausencia de guerra, sino más bien vinculado con una trasformación cultural ligada con la justicia social y el reconocimiento de la dignidad e igualdad entre las sociedades. Desde el año 1995 la UNESCO adopto el concepto y lo impulsó como un movimiento de carácter mundial, definiéndolo como “un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida orientados a los siguientes sectores: educación, desarrollo económico, los derechos humanos, igualdad de género, democracia, comunicación y circulación libre” (Unesco, 1999).
Educar en Cultura de la Paz es entregar la comunidad educativa estrategias universales de carácter reflexivo y activo que contribuya a mejorar los procesos de enseñanza aprendizaje de nuestros estudiantes. Para ello se hace necesario impulsar acciones de capacitación y asesoramiento en materias tales como, derechos humanos, ciudadanía democrática, tolerancia en las diferencias, solidaridad, conciencia ambiental y la convivencia armónica para fortalecer la justicia universal. Paradigmáticamente la Cultura para la Paz se constituye como una mirada preventiva y formativa que permita recuperar la paz social en los diversos contextos.
Para nuestro Colegio la educación en la Cultura de la Paz es un desafío fundamentado en la necesidad de la comunidad educativa de “vivir en paz” como un derecho fundamental. Esto significa que se debe fomentar la gestión positiva y no violenta de los conflictos que emergen. En este sentido, para el Colegio Concepción la Cultura de la Paz es una condición indispensable en la promoción de los derechos humanos, las habilidades ciudadanas y para garantizar la buena convivencia escolar.
Para la UNESCO, Aprender a Ser, Aprender a Hacer, Aprender a Conocer y Aprender a Convivir, constituyen los cuatro pilares fundamentales de la educación presentados en el “Informe de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo 21” (J. Delors, 1996, “Los 4 Pilares de la Educación”). Este apunta a trascender la visión de la educación, desde lo instrumental e instructivo hacia la realización de la persona.
Los centros educativos se constituyen en espacios privilegiados para que los niños, niñas y jóvenes aprendan a vivir y, principalmente, a convivir. Asimismo, son espacios que permiten que desarrollen las capacidades necesarias para convertirse en ciudadanos y ciudadanas responsables y asuman los valores que dan sustento a la vida democrática.
En este marco, la Convivencia Escolar ha transitado desde una lógica instrumental, es decir, como un instrumento para mantener la disciplina, con medidas reactivas tendientes a “normalizar” al estudiante, estigmatizándolo, patologizándolo y, básicamente, sancionándolo, hacia un enfoque Formativo, es decir, de carácter integral que implica que se puede aprender y enseñar a Convivir con los demás. Un enfoque en donde el acento está puesto en el valor de la formación para la vida social y personal, con un fuerte énfasis en el estudiante como sujeto de derechos.
Es, en este entendido, que durante el presente año hemos mantenido nuestro interés en la formación de nuestros estudiantes, colocando el foco en generar espacios propicios para el aprendizaje, actuando de manera preventiva y universal, abordando a través de charlas algunos de los valores presentes en nuestro Proyecto Educativo Institucional, tales como la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, entre otros, que fortalezcan los fundamentos de una Cultura para la Paz y que se traduzcan en una correcta prevención de la violencia, dotando a la comunidad educativa de fortalezas que motiven los cambios que nuestra sociedad requiere.

Dino C. Palavecino C
Encargado de Convivencia Escolar
Inspectoría General