En el año 1969 el Congreso Forestal Mundial, celebrado en la ciudad de Roma, decretó la conmemoración del Día Mundial del Árbol. Esto se fundamentó en la necesidad de recordar la importancia que tienen los árboles para todos nosotros. La existencia misma de los seres humanos siempre ha estado vinculada con los árboles, desde el principio de la historia. Toda nuestra cultura y desarrollo ha estado relacionada con los árboles, desde nuestra tecnología hasta los espacios que habitamos. En el año 1971, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recoge y oficializa esta conmemoración.
Sobre los árboles, Nietzsche llego a decir que “un árbol es nuestro contacto más íntimo con la naturaleza”, palabras que sirven para indicar que no debemos olvidar que los árboles han sido los encargados de captar y mover las fuentes de agua a través de la tierra, liberan el oxígeno que respiramos e incluso capturan el dióxido de carbono presente en el ambiente. En otras palabras, los árboles son los principales purificadores del ambiente. Más aún, sus beneficios no sólo se quedan ahí pues los arboles nos proporcionan, además, sombra, mejoran los sectores afectados por la erosión, mantienen los ambientes húmedos, regulan la temperatura de los lugares donde se encuentran ya que ayudan a mantener la sensación de frescura y humedad. No existe mejor lugar durante un día de calor que bajo un frondoso árbol protector. No olvidemos también algo muy importante de los árboles, son una fuente de alimentación y de muchos recursos. Sus frutos nos deleitan, alimentan a los animales y son el hogar de innumerables aves.
Los arboles al estar ligados al inicio del ser humano ha significado que las culturas ancestrales se hayan sentido muy ligadas a la naturaleza y directamente a los árboles. Muchos grupos humanos han considerado al árbol como un aspecto sagrado de su propia identidad. Muy cerca de nosotros, las comunidades Mapuche han sentido un profundo respeto sagrado por el Canelo. Asimismo, en América Central los Mayas han tenido como eje de su mundo a la Ceiba, algo que igual sucede con la Encina en la cultura Celta en el norte de Europa. Lamentablemente, al día de hoy cada vez se ha perdido la capacidad de respeto y encanto por los árboles. Somos cada vez más inconscientes de lo hermoso que es un árbol recién florecido al principio de la primavera, con sus ramas llenas de pájaros que cantan al alba. Debemos aprender y no olvidar que somos parte de un ecosistema completo, de la misma forma en que los árboles lo son. Por ello es necesario que frenemos la destrucción de la naturaleza, principalmente de los bosques que son esenciales para la sobrevivencia de miles de especies e incluso, de nosotros mismos.
El Día mundial del árbol es un llamado a reflexionar sobre cómo nos vinculamos con nuestro entorno natural. Es un llamado directo a ser respetuosos con nuestro ambiente y demostrar ese respeto cuidando nuestros árboles. Necesitamos aprender que nuestros bosques requieren una correcta protección, un adecuado manejo que permita su protección y conservación. Esto significa no solo ver a los arboles como fuentes de materias primas, sino que consideremos nuestros bosques como fuentes económicas de bajo impacto ambiental con actividades como el turismo, las artesanías, la extracción de medicinas provenientes de plantas naturales o cualquier actividad que no signifique un impacto irreparable para nuestros árboles.
No olvides encontrar a todos los animales escondidos en nuestro afiche, y recuerda, cada uno de ellos necesita de los árboles para sobrevivir, de la misma forma que nosotros.