Es mi oportunidad de contar mi experiencia en esta pandemia y en las clases online, estoy completamente segura que cada niño o adolescente debe tener una situación completamente distinta, sin embargo, esta vez contare mi perspectiva, empezando ni nada más ni menos que por el principio:
Recuerdo cuando millones de notificaciones sobre un nuevo virus que se expandía por China dejando millones de muertos o enfermos llegaban a mi teléfono, solía pensar que era una noticia falsa. ¿Quién diría que terminaríamos encerrados en nuestros hogares por todo un año debido a una pandemia mundial? Cada día en las noticias señalaban la preocupante cantidad de casos de coronavirus y de lo mucho que este virus se extendía diariamente, mi angustia aumento, por lo que pensamientos negativos inundaban mi cabeza: ¿Qué tal si este virus llega a mi país y que pasaría con mis clases?
Desafortunadamente, este pensamiento se volvió cierto y dicho virus llego a Chile. Aquella situación dio un giro de 180° en la vida de muchas personas, incluyéndome. Las clases online, trabajo online, compras online, etc. Fueron un cambio drástico a lo que solía ser nuestra antigua realidad, un cambio que todos nosotros afrontamos de manera diferente, pero esta vez me enfocare en las clases online y en mi punto de vista: Esta nueva forma de educación ha sido en todo ámbito diferente. Algunos padres se convirtieron en profesores, en cambio a varios niños les acomoda y a muchos otros jóvenes les desacomoda este nuevo sistema. Sin embargo, en mi opinión las clases online tienen ciertas ventajas y desventajas. En lo personal la nueva forma de evaluación de trabajos se me facilito más de lo que pensé, sin embargo, en otros casos, puede llegar un punto en donde los trabajos se aglomeran y causan estrés, pero para eso, profesoras y profesores están para brindarnos el apoyo y la comprensión necesaria.
Cuando inicialmente cancelaron las clases presenciales, no estaba preparada para no ver a mis compañeros por todo un año, y debo admitir que, al comienzo fue difícil adaptarme a esta nueva situación, pero tras todo este tiempo en clases online ya logré ajustarme adecuadamente. Socialmente, pasamos de jugar en los recreos a hablar por mensaje de texto y vernos a través de una pantalla, al inicio fue una experiencia muy rara y singular, pero gracias a este sistema logre aprender a usar mejor varios dispositivos electrónicos y pasar mucho más tiempo con mi familia. Y considerando la distancia con mis compañeros, creo que no perdí la comunicación con mi curso del todo, escucharlos hablar en clase y bromear sobre distintos temas me saca una que otra sonrisa.
Realmente agradezco el esfuerzo de mis profesores por continuar enseñándonos, por aprender a manejar computadores y plataformas que ni siquiera yo logro usar del todo, solo para enseñarnos y brindarnos apoyo en estos momentos de pandemia. En conclusión, las clases online tienen factores buenos y malos, sin embargo, no debemos desanimarnos y recordar que pronto volveremos a la normalidad y así podremos volver a vernos y convivir como antes solíamos hacer en la escuela, sin antes olvidar las normas sanitarias, que son la única forma de vencer al COVID-19 y vencer la cuarentena, asi que no perdamos las esperanzas y a seguir adelante.