Igual que el primer día de clase, el último es sumamente importante. Si el primero fue un encuentro, el último es una despedida. Todo fundamental en las relaciones humanas y, por tanto, en la relación pedagógica. El último día nos dedicamos a hacer una evaluación de las clases, logros, desafíos para el próximo año.
Sin embargo, las dos tareas principales del último día son otras: dar las gracias y proyectarnos para el 2021.
Dar las gracias a todos aquellos que han trabajado, que han confiado en nosotros para aprender y cambiar, que se han atrevido a equivocarse y a mejorar. Gracias a todos por compartir clases buenas, y, a veces, no tan buenas, debido a los innumerables tropiezos con la tecnología. Y gracias por todo lo valioso que los niños y niñas han aportado al grupo curso. Esto último es fundamental, pues las clases “las hacemos” entre todos.
Finalmente, nuestro compromiso para el próximo año lectivo es superar los errores y las torpezas que seguro hemos cometido: no atender a alguien como necesitaba, no saber dar respuesta a sus dificultades, o no estar a la altura del reto que supone ser educadoras y profesoras.