Camila De la Fuente Recabal Psicóloga Educacional Colegio Concepción
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la Salud Mental como “la capacidad de las personas para alcanzar un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, y considera la posibilidad de acrecentar la competencia de individuos y sus comunidades, en pos de alcanzar sus propios objetivos…”.
Las situaciones adversas (crisis), provocan una amenaza importante al estado de bienestar psicosocial, sobre todo cuando esta crisis excede la capacidad de respuesta comunitaria, lo que provoca en todos los individuos un estado de vulnerabilidad constante. Con el pasar de los meses en confinamiento, por la crisis sanitaria que aqueja al mundo entero, se ha hecho más evidente la necesidad de trabajo y contención en aspectos emocionales y de salud mental, la cual se ve afectada directa y fuertemente, en la situación que enfrentamos en la actualidad.
El impacto emocional que esto implica a nivel individual y familiar es importante. Si consideramos, que cualquier tipo de desregulación socio-afectiva (irritabilidad, angustia, ansiedad, trastorno del sueño, etc.) que haya ocurrido luego de que se cerraron los establecimientos educativos y lugares de trabajo, obligando a las familias a mantenerse en sus casas 24/7, son parte de un proceso de adaptación a las circunstancias. Hoy, luego de meses en esta situación, el desafío está en la capacidad afrontamiento, la fortaleza psíquica y fortaleza emocional, sobre todo de los adultos que tienen a menores a su cargo y tienen un rol fundamental en la crianza.
Los adultos (por excelencia padres, madres y/o cuidadores), somos el principal modelo de afrontamiento, la forma y estrategias para enfrentar esta situación, que los adultos pongamos en práctica, es la manera como aprenderán a afrontar los niños, niñas y adolescentes, una situación de crisis, sea cual sea su índole.
Hoy más que nunca, como adultos, debemos aprender a lidiar con emociones como la frustración y el enojo, entendiendo que son parte del proceso, y que; si las circunstancias no son normales, las formas de crianza también deben replantearse y deberán sufrir modificaciones.
Considere que los niños, niñas y adolescentes no van a aprender (lenguaje, matemáticas, biología, etc.) si no se les otorga un ambiente adecuado, que entregue; afecto, protección, contención y un mínimo de estabilidad, frente a un contexto inestable. Simplemente, su cerebro no asimilará ni procesará lo que quiere aprender, porque su emocionalidad no esta dispuesta para aquello.
Algunas consideraciones para fortalecer la pautas de crianza en este contexto:
Para finalizar, destaco la importancia de la capacidad de adaptación y flexibilidad, en estos tiempos donde se ha transformado nuestro contexto, citando a Charles Darwin: “No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”.
Camila De la Fuente Recabal
Psicóloga Educacional
Colegio Concepción